EL LEGADO DEL ABUSO.
Un linaje es la línea de antepasados y descendientes de una persona.
En el caso del Yoga a lo que se hace referencia es a la cadena que une a los maestros y sus enseñanzas con sus pupilos, muchas de las escuelas se fundamentan en las enseñanzas de un Gurú y hacen todo lo posible por honrarle y utilizan este linaje no solo para legitimarse sino como un excelente gancho comercial.
Las más reputadas escuelas y estilos tienen un gurú reconocido, puesto casi en el nivel de un santo del cual preservan y comparten sus enseñanzas.
¿Pero qué pasa cuando estas enseñanzas están permeadas de abuso y violencia, tanto implícitas como explícitas?
Hace 2 años en enero del 2018 Shannon Roche COO de Yoga Alliance hizo la siguiente declaración:
"There's a deeply troubling pattern of sexual misconduct within our community, a pattern that touches almost every tradition in modern yoga. Every human being deserves to practice yoga free from abuse, harassment and manipulation. In honour of those who have spoken up, and in honour of those who have been too hurt to speak, we have to start somewhere, and we have to start now." (January 5th, 2018)
(“Existe un patrón profundamente preocupante de conducta sexual inapropiada dentro de nuestra comunidad, un patrón que toca casi todas las tradiciones del yoga moderno. Todo ser humano merece practicar yoga libre de abuso, acoso y manipulación. En honor a aquellos que han hablado y en honor de aquellos que han sido demasiado heridos para hablar, tenemos que empezar por algún lado, y tenemos que empezar ahora “)
Lo puedes ver aqui.
Aunque Yoga Alliance carece de la potestad para tomar cartas en el asunto con respecto al abuso y que ha hecho poco por apoyar a las víctimas, ahí estaba la declaración contundente al menos reconociendo el hecho de que el abuso, el cual había estado enquistado, oculto, solapado y habilitado dentro de los más renombrados linajes del yoga, era un hecho, existía y había que nombrarlo, pues la situación se había vuelto insostenible después de la explosión del #metoo
En medio de la ola del Movimiento #metoo, surgió por una publicación en Instagram el #metooyoga (aqui)
Ante las múltiples respuestas y experiencias que se compartieron a raíz de ello, Karen Rain decidió también compartir su testimonio sobre Patthabi Jois (del cual ya compartimos un video en esta página y lo puedes ver aqui)
A partir de ese momento Karen comenzó a narrar su experiencia, en el siguiente articulo podrán leer su testimonio: Leer.
La labor de Karen Rain ha sido muy importante pues ha hecho todo lo posible por visibilizar el caso y re encuadrar el concepto de víctima, no como algo vergonzoso, como en algunos círculos espirituales se maneja.
Como ya casi todos sabemos hasta este momento, el abuso dentro del mundo del yoga es muy real y no dejan de surgir casos y testimonios nuevos en todo el mundo, en diversas tradiciones, tanto del yoga como del budismo. En tradiciones donde la práctica es muy física, pero también en tradiciones de entrega espiritual con inclinación más Bakhti.
El último caso documentado más famoso es el de yogui Bahjan, el cual ha sacudido a la comunidad del Kundalini Yoga. Con la reciente publicación del libro autobiográfico de Pamela Saharah Dyson: Premka. White Bird in a Golden Cage. My life with Yogi Bhajan
Para este momento el documental que estrenó Netlfix sobre el caso de Bikram Choudhury, sorprendió a muy pocos, su caso fue tan escandaloso que no había manera de ignorarlo (por cierto él sigue como si nada dando trainnigs en México, protegido por miembros totalmente indolentes de una elite social)
A raíz de esto se han abierto discusiones muy importantes cómo la inclusión de cartas de consentimiento en los estudios de yoga, (en ellas los alumnos manifiestan de manera explícita si quieren recibir ajustes o no) o si se deben mantener las imágenes de los abusadores en los altares o si se deben de retirar.
También si se deben cuestionar las enseñanzas de estos abusadores o no (discúlpenme, no los voy a llamar maestros).
Han surgido también grupos que apoyan a las víctimas, donde se han reunido testimonios y se busca visibilizar o enjuiciar en algo unos casos a los victimarios.
Como el caso de Yoguinis organizadas, proyectos como Yoga Shakti the movement, quienes buscan erradicar el abuso a la mujer en el yoga.
Cada vez es más difícil ocultar la realidad que dejan ver los testimonios
En la tradición un Gurú era como un padre al que le entregabas tu confianza, si bien la occidentalización de la práctica de yoga acabó con la tradición del parampara (al menos en occidente) que consistía en la transmisión por línea directa, debido a la masificación de la enseñanza, en el imaginario colectivo si se conservó la figura, el símbolo del gurú como un padre.
¿Qué pasa cuando las enseñanzas heredadas están impregnadas de abuso y violencia? Implícita o explícitamente.
Las escuelas son como familias y en una realidad sistémica no podemos escapar de esa otra herencia. Pues de alguna forma son conductas que se replican y perpetúan. Si no se reconocen y se cortan.
Y aquí es donde tengo que hablar de algunos de los que conforman esa generación heredera directa e indirecta de esos famosos maestros, quienes llegaron a replicar esas formas de abuso, ya sea sexual, psicológico o físico.
Tengo que hablar de mi experiencia y de los testimonios que he recogido, que me han compartido a lo largo de los años, amigas, alumnas, colegas y que señalan las conductas de muchos profesores, la mayoría hombres, aunque también hay mujeres, quienes han lastimado de muchas formas a muchas personas.
Una muy venerada y famosa profesora se le conoce por su violencia, malos tratos y se sabe que ha roto unos cuantos ligamentos cruzados de las rodillas, apoyada en el pretexto de la disciplina.
Un grupo de profesores depredadores emocionales, sin ninguna huella de responsabilidad afectiva, abanderando su actuar con el lema del desapego.
Profesores que abusan de sus alumnas tocándolas en clase mientras las ajustaban, porque su profesor en India así lo hacía.
Profesores que han seducido y violado a sus alumnas.
El caso de un profesor que en nombre del amor pide a sus alumnos que se cambien el nombre y lo acompañen a vivir a una comuna. Ahí abusa sexualmente de una de ellas.
¿Les suena?
Ya sé, me imagino que a ustedes les tocaron maestros maravillosos, pero esto de lo que escribo sí que existe. Y ya sé que me van a decir que eso del abuso pasa en todas partes, ya se. ¿Pero entonces de donde se sacaron los discursos de ventas de que el yoga es amor y compasión? A las clases de yoga la gente llega, generalmente vulnerable, muchas veces buscando una terapia, o un camino espiritual, con muchas ideas románticas y las más de las veces erróneas de lo que es la práctica, lo menos que se les debe es un espacio de práctica seguro.
Y debemos revisar no solo el discurso de ventas del yoga, sino también ese legado intrínseco que nos negamos a ver y a nombrar.
Por desgracia este legado existe en casi todas la tradiciones.
Uno de los fenómenos que se desencadena a raíz de estos abusos es la disonancia cognitiva, que se puede generar a partir de (dos ideas que ponen en conflicto los valores de un individuo) lo cual genera sufrimiento, descontrol y finalmente fuga (negación, fantasía). Porque después de todo la idea del gurú como padre se arraiga en los practicantes y es difícil lidiar con el abuso de este.
Algo que me sorprendió del caso Jois particularmente es que los maestros senior sabían de los abusos que él cometía y aun así siguieron venerándole y mandándole más estudiantes, convirtiéndose no solo en solapadores sino también en facilitadores.
Eso también me sorprende a nivel más local, maestros que tienen sus shalas y cursos llenos a pesar de su conducta abusiva.
¿Por qué seguimos siendo facilitadores de ello?
¿Por qué no podemos romper el círculo de la violencia?
¿Será que somos miembros de una familia que no lo distingue, que no lo reconoce porque es lo normal?
Debemos comenzar a terminar con las prácticas abusivas, de todo tipo, es una tarea dolorosa, porque nos enfrenta a heridas propias y colectivas, pero debemos devolverle la vergüenza y el dolor a los abusadores y dejar de ponerlo en las victimas obligándolas al silencio.
Así que lo que tocaría a los profesores es un ejercicio enorme, de auto revisión, para tomar conciencia de si estamos replicando el abuso de unan manera u otra.
¿Qué podemos hacer ante esto?
Hay mucho trabajo, sobre todo en México donde el abuso intrafamiliar está tan arraigado, nuestra propia cultura nos acostumbra al silencio y a convivir con nuestros abusadores, que en muchos casos son nuestros parientes o amigos cercanos.
-Si eres miembro de alguna escuela cuyo líder esté acusado de abuso, revisa tus propias conductas.
-Observa cuales son las emociones que surgen en ti al escuchar hablar a las víctimas.
-Si sabes que algún profesor es abusador, no le envíes más estudiantes, no lo recomiendes.
-Generemos escucha entre nosotras, abramos espacios para los testimonios de nuestras amigas, compañeros, colegas, alumnas y alumnos.
-Creemos espacios seguros de práctica, libres de dominación somática y psíquica.
¿Qué propuestas se les ocurren a ustedes?
Les leemos.
Gina González.
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