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  • Foto del escritorYoguinis en Revuelta

¿El yoga es una secta?

“El yoga es una secta” nos han dicho y hemos rebatido que quien no hace yoga, no puede comprender.


Hemos defendido el placer, la calma, la alegría que da la práctica, el despertar de las sensaciones de un cuerpo antes entumecido, la obtención de una nueva intuición, el sentido que adquiere hasta la parte más pequeña de la existencia cuando el yoga permea todas tus actividades, en fin, el cauce y la estructura que nos dan los hábitos que el yoga ofrece.

Los kundalini yoguis lo saben bien, hay que despertarse diario a las 4 de la mañana para meditar sobre la muerte, ropa blanca todos los días y turbante obligatorio. Los ashtanguis lo encarnan, sus heridas son testimonio de la veneración a la práctica: debe ser 6 días a la semana, dos horas. Practice… practice and all is coming (Practica y todo lllegará).

Quien no lo ha vivido, no puede hablar de ello: el bienestar que se siente después de hablar con el maestro o maestra de tus traumas más profundos, que te ayuden a sanar con una sabiduría que jamás habíamos visto, ¿cierto?


Demasiado bueno para ser verdad: sin sectas no hay paraíso. Hábitos, experiencias, despertares espirituales y el compromiso con una figura de autoridad son formas típicas de las dinámicas de secta.


Pero no lo dejemos en la palabra de esta sesgada revoltosa, vamos a las fuentes.

Primero revisemos el modelo MIND (por sus siglas en inglés) de Cathleen Mann:

Manipulation / Manipulación: Técnicas utilizadas por las sectas para asegurar obediencia influyendo de forma indebida para aprovecharse de una posición de poder.

Indoctrination / Adoctrinamiento: Es el proceso en el que se generan cambios deliberados en el ambiente de una persona sin su consentimiento, conocimiento o consciencia (Zablocki, 2001).


Negation / Negación: Un proceso consistente en devaluar al individuo y a su pasado a través de la crítica sostenida, comúnmente se le llama retroalimentación o liberación. Todos los cultos demeritan el ego y lo consideran el más grande enemigo (Langone, 1986).

Deception / Engaño: Falta de consenso (Routh, 1994). Todas las sectas exitosas han usado al engaño de varias formas. Así se impide el pensamiento crítico y la capacidad de tomar decisiones adecuadas (Layton, 1998).


¿Cómo aplica esto al yoga?

La manipulación en yoga se puede ver en las diferencias de poder existentes entre los miembros de las comunidades yóguicas.


Las posiciones de poder en los cultos usualmente están ocupadas por personas carismáticas, quienes tienen es qué-sé-yo de las personalidades narcisistas que los hace sumamente atractivos. Por ejemplo, un exmaestro de Anusara Yoga dijo sobre Friend, su fundador, que tenía “algo difícil de explicar. Es algo intrínseco. Es racional y no. Hay algo de magia en lo que tenía.”


Si hablamos de ashtanga, no podría estar más claro. Pocos se referían a su líder como Patthabi Jois, su nombre real. Su denominación común fue Guru-ji (o maestro querido) uno de los motes más importantes en la tradición hindú de parampara. Ya hemos hablado aquí sobre las consecuencias que esto tuvo en las vidas de Karen Rain, de Anneke Lucas y un amplio número de practicantes. A Jois sus discípulos lo veían como una figura paterna en la que transferían todas las necesidades insatisfechas por esta figura familiar.


La obediencia obtenida del abuso de poder se demuestra de muchas formas. Llevar una práctica disciplinada es una de ellas. Lauer-Manenti, maestra reconocida de Jivamukti Yoga, fue demandada por Holly Faurot en 2016 por abuso sexual. Exigía que sus aprendices “sirvieran a sus mentores fielmente al comprometerse en su propio estudio de las posturas y la filosofía”.


No hay nada malo con comprometerse al estudio pero cuando una autoridad lo exige puede volverse problemático. Faurot y la pequeña comunidad selecta de Lauer-Manenti demostraban su obediencia haciéndole el té justo como le gustaba y doblando las cobijas del estudio como ella prefería. Según Faurot “Todas trabajabamos juntas para satisfacer a Ruth [Lauer-Manenti]”.


Otra forma de demostrar obediencia es la sumisión somática. Esto era obligatorio en los estudios de Jivamukti. Cuando David Life y Sharon Gannon entraban al cuarto, debían ponerse de rodillas y besarles los pies. Jois pedía lo mismo. La dominación somática también está presente cuando permitimos ajustes dolorosos o que nos lesionan con la idea de que nuestro maestro sabe más de nuestro propio cuerpo, más incluso que nosotras mismas.


El sentido de autoridad aumenta en las comunidades yóguicas cuando se establecen jerarquías más allá del gurú, maestro o maestra. Muchas veces existen pequeños círculos selectos, especialmente escogidos por dicha autoridad, distinguidos por nombres impuestos para resaltar su diferencia: “altas sacerdotisas” para Friend, “seniors” o en Ashtanga. A veces esta diferencia se nota simplemente cuando son quienes se sientan más cerca del maestro, quienes merecen que las palabras de este les sean dirigidas y a quienes se les presta más atención. En muchos estudios son los ayudantes de clase o los alumnos promesa quienes de facto forman este pequeño círculo al que muchos otros, menos bellos, menos flexibles, aspiran a ingresar.


En yoga, el adoctrinamiento se nota cuando ciertos tipos de vestimenta son exigidos, como la ropa blanca obligatoria en Kundalini, o cuando sus miembros forman un acuerdo tácito sobre cuál es la manera correcta de vestir, como en Bikram que podrían malmirarte de no traer la marca o el estilo de ropa adecuada. Ambas son formas de coerción psicológica.

También los cambios en la alimentación son típicos de las dinámicas de secta. Casi todas las sectas, relacionadas o no con el yoga, exigen una alimentación libre de productos de origen animal, cosa que sin estar errada, suele practicarse en nombre de la “pureza” o la “limpieza” del cuerpo. Son usuales también los ayunos totales o donde sólo se permite consumir fruta o jugo. Por ejemplo, el camino a la felicidad de Bentinhio Massaro requería de un ayuno de 108 días en el que solo podía consumirse jugo de uva. Cabe señalar que los ayunos han sido utilizados tradicionalmente por comunidades indígenas como alteradores de la consciencia y, en el contexto séctico, tienen un fin especial.


Aquí, Remski se refiere a las sectas, igual que otros analistas, como grupos de alta demanda, terminología que usaremos aquí también. En palabras de Remski, estos ayunos: “Proveen sentimientos de emociones y una autopercepción renovadas. Pero estas mismas sensaciones, especialmente cuando se generan estando en contacto con un líder de un grupo de alta demanda o dentro del grupo mismo, pueden tener un filo escondido. No solo pueden reducir la resistencia a la influencia indebida sino que se mezclan con experiencias de disociación que actúan como válvulas de seguridad contra dolor o estrés intolerables”.

Este adoctrinamiento tiene una doble función, exige un cambio en las prácticas cotidianas de sus miembros y, al mismo tiempo, los orilla a negar su identidad pasada. La forma de vestir y las prácticas alimenticias son una expresión de una identidad de grupo, familiar e individual previa al yoga que deben abandonarse.


Pero la excepcional forma en la que el yoga niega la identidad de sus individuos es a través del cambio de nombre. Esto puede hacerse de una forma casual o en una ceremonia de bautizo o renacimiento en la que dejas de ser quien solías ser y te vuelves una persona nueva, completamente relacionada con el grupo y completamente disociada de tu pasado.

Una forma de adoctrinamiento y de negación estuvo presente en el Anusara yoga, cuando John Friend dio terapia a sus seguidores, sin ser un terapeuta profesional, quienes también estaban obligados a seguir las pautas del Wicca, esto asustó a algunos de sus miembros. Más tarde, estas terapias comenzaron a tener un tinte sexual, de hecho, comenzaron a ser “terapias sexuales” en las que ocurrieron abusos. Esto llevo a un escándalo que terminó con la marca de Anusara.


Finalmente, vayamos al engaño. Los maestros, celebridades, rockstars del yoga nos prometen todo, absolutamente todo. El yoga cura la depresión, la ansiedad, el cáncer, la diabetes, quita las piedras en los riñones, baja el colesterol, ayuda a bajar de peso, deshace tumores, quita la gripa, en estas épocas, previene el coronavirus, quita dolores musculares, regula la presión arterial, regula la frecuencia cardiaca, alinea la columna vertebral, deshace escoliosis, deshace el pie plano....en fin. Las promesas de los beneficios del yoga no tienen límites y muchos practicantes venidos a discípulos son engañados pues, si bien, como cualquier práctica física, el yoga puede traer beneficios, también, como cualquier práctica física, puede traer lesiones (de esto ya hablamos aquí también).


Veamos de nuevo, la famosa frase de Jois: practice and all is coming (practica y todo llegará), ¿qué es todo? Nunca se nos explica y, por lo tanto, llenamos ese “todo” con lo que sea que queramos: curación, paz, bienestar, salud, calma, inteligencia, salvación, iluminación.


Las sectas explotan necesidades humanas básicas y detienen el pensamiento crítico. Gente sorprendentemente inteligente ha pertenecido a grupos de alta demanda. Todos estamos hambrientos de pertenencia, de identidad, de comunidad.


Por ejemplo, Faurot dice que la comunidad de Lauer-Manenti “era casi como una fraternidad. Sentía que entraba a una familia, lo cual era muy atractivo para mí”.


Las sectas nos ofrecen lo que hemos perdido a causa de las condiciones socio-políticas que habitamos. La realidad es que las sectas del yoga hacen de las personas individuos aún más desadaptados. Salir de un grupo de alta demanda puede ser excepcionamente doloroso.

La línea es delgada, saber cómo le gusta el té a tu maestra, comprometerte a hacer tus posturas con disciplina, ceñirte a un régimen alimenticio pueden ser actos benignos, incluso pueden formar parte del cuidado de una misma. Sin embargo, este tipo de actos cruzan la línea cuando la asímetría de poder está en todo, cuando las prácticas ya no son consensuadas y el bienestar prometido nunca llega.


Los grupos de alta demanda, según Alexandra Stein, son comunidades cerradas, en donde si tienes un problema asociado con el grupo, solo puedes recurrir al grupo. Ella dice que esta situación está presenta también en la violencia doméstica y algunas formas de abuso infantil. Específicamente por esto es importante que genera la posibilidad de hablar dentro del grupo y que haya espacios para discutirlo fuera de el mismo. Estas son las mismas razones de la existencia de Yoguinis en revuelta.


Para finalizar:


Aquí hay algunas preguntas que puedes hacerte para reflexionar sobre si tu comunidad tiene dinámicas de secta: - ¿Es posible cuestionar la palabra de tu maestro o maestra? ¿Cómo? - Si lo has hecho, ¿cómo han reaccionado tu maestro y tu comunidad? - ¿Te han hecho a un lado por no cumplir alguna regla de vestimenta o alimentación? - Si tuvieras que dejar de hacer yoga, ¿cómo te sentirías? ¿Te imaginas un mundo sin yoga? - ¿Consideras que las razones por las que comenzaste a hacer yoga están satisfechas? - ¿Has hecho cosas por tu comunidad o tu maestro que te generen incomodidad o culpa? - ¿Tienes una red de apoyo fuera de la comunidad del yoga?



-Tania Campaña

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